En la plaza de la Magdalena existe una casa conocida como "Casa de los Rincones" o "Casa de las Almenas", en cuya fachada hay una estrella de seis puntas, o más conocida como la estrella de David. Ésta es atribuida al origen judaico de la familia que allí vivió: los Ibn Shaprut.
Según unos, la casa estuvo adosada al muro del estanque, junto a la iglesia; para otros, sería la que hace esquina con un callejón sin salida y que actualmente luce una estrella de David.
S/ Matías D. Raéz Ruíz.
ANTECEDENTES
A mediados del siglo XIV, el reino Castellano- Leonés se vio envuelto en una guerra civil motivada por el enfrentamiento entre el rey Don Pedro I y su hermano bastardo Enrique de Trastámara. Éste prometió cuantiosos beneficios (mercedes) a aquellos nobles que le apoyasen, mientras que aquél luchaba por su trono apoyado por el pueblo llano y algunos nobles.
Los de Jaén, Úbeda y Baeza se dejaron comprar por Enrique, al igual que las de otras ciudades castellano- leonesas. Pedro I se alió con el Príncipe Negro de Inglaterra (que obtuvo como regalo un enorme diamante, (hoy en la corona de la reina de Inglaterra), y después con el rey de Granada, Mohamed "el Viejo" quién, asistido de siete mil jinetes, ochenta mil peones y doce mil infantes; se vengó de Jaén en 1368. Por ello, más que "el Cruel", como se le ha dado en llamar, hay que apodarlo "el Justiciero", como así dispuso Felipe II.
En aquellos sucesos intervino el señor de la Torre de Pero Gil, vasallo de D. Pedro (Pero Gil era uno de los doce caballeros de Úbeda que conquistaron Algeciras, aunque también pudo ser el apodo dado a Don Pedro por su hermano bastardo.
El conde de las Almenas, escribió su romance en 1862 y fue recogido por Alfredo Cazabán. El Texto que se inserta fue publicado por D. José Chamorro Lozano en su Guía Artística y Monumental de la Ciudad de Jaén.
DICE LO SIGUIENTE:
"En una noche de las clásicas de Jaén, noche de pertinaz lluvia y de furioso viento, un hombre embozado paseaba por el antiguo zoco árabe, no lejos de la fuente de la Magdalena
PLAZA DE LA MAGDALENA 1959
Aquel embozado era el rey Don Pedro que esperaba a Pero Gil, quien pronto llegó a él para decirle que al amanecer del siguiente día, Jaén levantaría pendones por Don Enrique.
Para ponerse a salvo y no pudiendo escapar a aquella hora por la inclemencia de la noche, Don Pedro llamó en la primera ventana que halló próxima. La puerta se abrió y el dueño de ella dio hospedaje a aquellos hidalgos, que ocultaron sus nombres.
Al apuntar el alba del siguiente día, Don Pedro y Pedro Gil se levantaron de sus lechos dispuestos a salir de la ciudad, más al avanzar Pedro Gil hacia la habitación inmediata, vio en un rincón de ella a un hombre armado.
- !Señor, señor, nos vendieron! - La mano en su daga puesta - exclama el noble hidalgo ...
- !Villanos! Nunca tal mengua en los que su hogar me dieron, a suponer me atreviera.
- No son traidores señor, los que con leal reserva a su rey dieron guarda pasando la noche en vela - exclama el buen Salazar - , y con la rodilla en tierra, al rey presenta sus armas... "sólo una Tizona vieja..."
El rey premiando aquel acto de lealtad, dijo al fiel velador de su sueño: ! Sal del rincón! Y le otorgó la nobleza para él y sus descendientes. Y como Salazar le pidiera agua y almenas para su casa, agua y almenas le fueron concedidas, y el apellido Rincón, como recuerdo del lugar en que el rey y Pedro Gil le sorprendieron.
Fue en este momento cuando se estatuyó el apellido del Rincón, un apellido típicamente jaenés, y a gala tuvieron llevarlo los descendientes de aquel Pedro Salazar, primer marqués de "las Almenas".
¿Que cómo reconoció Salazar a Don Pedro?, pues oyendo el crujir de sus rodillas (era conocida la gran artrosis del rey).
Por cierto, la guerra la ganó Enrique. El rey Don Pedro murió en Marzo de 1369.
El rey salió de Sevilla con destino a Toledo para entablar batalla contra su hermanastro Enrique. Ambos ejércitos se encontraron el día 13 en Campo de Calatrava, pero Don Pedro se vio obligado a refugiarse en el castillo de Montiel. El día 23, el rey intentó sobornar al capitán francés Beltrán Du Guesclin, mercenario de Enrique, quien fingió aceptar la propuesta; éste le llevó hasta su tienda y allí se encontró con su hermanastro, enfrentándose a él en un cuerpo a cuerpo. Como quiera que Enrique cayese al suelo bajo el cuerpo de Pedro, el francés cogió a Don Pedro del pie y le dio la vuelta, quedando encima el bastardo, al tiempo que pronunciaba la célebre frase "NI QUITO NI PONGO REY, PERO AYUDO A MI SEÑOR".
Enrique le clavó la daga con gran saña y después de muerto lo decapitó.
- !Señor, señor, nos vendieron! - La mano en su daga puesta - exclama el noble hidalgo ...
- !Villanos! Nunca tal mengua en los que su hogar me dieron, a suponer me atreviera.
- No son traidores señor, los que con leal reserva a su rey dieron guarda pasando la noche en vela - exclama el buen Salazar - , y con la rodilla en tierra, al rey presenta sus armas... "sólo una Tizona vieja..."
El rey premiando aquel acto de lealtad, dijo al fiel velador de su sueño: ! Sal del rincón! Y le otorgó la nobleza para él y sus descendientes. Y como Salazar le pidiera agua y almenas para su casa, agua y almenas le fueron concedidas, y el apellido Rincón, como recuerdo del lugar en que el rey y Pedro Gil le sorprendieron.
Fue en este momento cuando se estatuyó el apellido del Rincón, un apellido típicamente jaenés, y a gala tuvieron llevarlo los descendientes de aquel Pedro Salazar, primer marqués de "las Almenas".
¿Que cómo reconoció Salazar a Don Pedro?, pues oyendo el crujir de sus rodillas (era conocida la gran artrosis del rey).
Por cierto, la guerra la ganó Enrique. El rey Don Pedro murió en Marzo de 1369.
El rey salió de Sevilla con destino a Toledo para entablar batalla contra su hermanastro Enrique. Ambos ejércitos se encontraron el día 13 en Campo de Calatrava, pero Don Pedro se vio obligado a refugiarse en el castillo de Montiel. El día 23, el rey intentó sobornar al capitán francés Beltrán Du Guesclin, mercenario de Enrique, quien fingió aceptar la propuesta; éste le llevó hasta su tienda y allí se encontró con su hermanastro, enfrentándose a él en un cuerpo a cuerpo. Como quiera que Enrique cayese al suelo bajo el cuerpo de Pedro, el francés cogió a Don Pedro del pie y le dio la vuelta, quedando encima el bastardo, al tiempo que pronunciaba la célebre frase "NI QUITO NI PONGO REY, PERO AYUDO A MI SEÑOR".
Enrique le clavó la daga con gran saña y después de muerto lo decapitó.
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