Este mes he iniciado mis clases de acuarela en el taller "Mákula", situado en la calle Andrés Segovia de Jaén y dirigido por nuestro profesor D. Nicolás Angulo.
He comenzado las clases con un trabajo muy atrayente: unas flores de cerezo.
Hace algunos años ya realicé un trabajo similar, pero en óleo. Nada que ver con éste.
Primero realicé el dibujo lo más fidedigno sobre una proyección, después con un carboncillo y una lija fui esparciendo la carbonilla sobre el papel, seguidamente fui desparramando agua con la mano
sin saturar, alcohol unas cuantas gotas y un óxido de hierro con mucha moderación. Lo dejé que se cociera.... y .. !una vez seco! Comencé a trabajar.
Como había perdido el dibujo construido, fijándome del original con una tiza blanca fui construyendo
los contornos de las flores, dando mayor importancia para aquellas que yo deseara resaltar más y que fueran el centro de atención, primando sobre las demás.
Con una goma partida por la mitad, con las aristas, fui quitando la carbonilla de las flores y con un pincel fui limpiando el interior respetando la mancha. Ese color amarillento se lo da ese óxido de hierro.
Finalmente, con acuarela se van trabajando los negativos de las flores y se va completando con tonos violetas, rojos , verdes etc.
Hay que procurar que la mirada, siguiendo su camino; nos encamine a la parte que deseamos resaltar y que no es otra que las flores de la parte superior y que lo demás armonice y no les quite protagonismo.
Ponedlo en práctica, disfrutareis tanto como yo.
Un saludo.