El pasado 20 de febrero, con objeto de presenciar el musical "El rey León", nos desplazamos a Madrid acompañados de mis cuñados Rafael y Mary. El espectáculo nos gustó muchísimo por su argumento, música, puesta en escena, simbiosis e integración con los animales representados, actores, percusionistas, dirección etc...un gozo no sólo para pequeños.. y porqué no para mayores.
Al día siguiente visitamos la exposición itinerante del Hermitage y la permanente del Prado.
Me encantó por ser única y fastuosa en su estilo y por la recopilación de obras de los grandes maestros de la pintura y escultura rusa e internacional.
|
Junto a mi cuñada Mary en la escalinata del Teatro Lope de Vega. |
|
En el interior del teatro. |
|
Antes del comienzo de la función. |
|
Antoñita ante el cartel del espectáculo |
Tenía unas ganas enormes de contemplar la sala de Velázquez, allí hubiera permanecido la jornada completa admirando las obras de culto (La rendición de Breda, Las Meninas, Las hilanderas, El Príncipe Baltasar Carlos, Los Bufones)etc... Admiré la perfección para también,, las pequeñas cosas: animales, objetos etc..; propia de un genio.
Contemplando estas obras, me sentía muy pequeño y me consolaba diciéndome que ese don sólo lo tienen unos pocos elegidos y me conformara con tener la gran satisfacción, de haber visto algo grandioso, para aprender a valorar el arte y a los artistas.
También, me llamó mucho la atención la sala del Greco. Esas figuras tan estilizadas y esos contrastes amarillentos llenos de luz y espiritualidad en sus personajes.
|
En la entrada de la exposición itinerante. |
|
Vista general. |
|
Junto a mi cuñado Rafael en la entrada del Prado. |
Prometo volver algún día, para seguir disfrutando de los grandes de la pintura.